El conocido conductor de LAM, Ángel de Brito, develó los pormenores de la tensa batalla legal entre la reconocida imitadora Fátima Florez y su ex esposo, Norberto Marcos. La pareja, que ha compartido tanto la vida personal como la profesional, se encuentra inmersa en un conflicto por la división de su patrimonio conjunto, un proceso que ha destapado una serie de detalles sorprendentes.

Según lo relatado por De Brito, la disputa gira en torno a la solicitud de Norberto Marcos de obtener el 50 por ciento de todas las ganancias generadas durante su relación. Esto incluye los ingresos derivados de temporadas de teatro, contratos televisivos, publicidades y eventos privados, todos los cuales eran administrados por Marcos.

Mientras él afirma tener un conocimiento detallado de estas finanzas, Fátima Florez, por otro lado, alega no estar al tanto de los detalles financieros, ya que su ex pareja era la encargada de gestionar todo. Esta falta de transparencia ha llevado a la pregunta de qué activos reales poseían como pareja y cuánto dinero está en juego.

La tensión entre la expareja no se limita solo al ámbito financiero. Según se informó, Fátima Florez empezó a sentirse menospreciada por Norberto desde el verano pasado, especialmente durante su temporada teatral. Yanina Latorre, panelista del programa, señaló que la imitadora se encontraba en una posición de sumisión, ya que Norberto dictaba prácticamente todos los aspectos de su vida, tanto laborales como personales.

En cuanto a los bienes materiales compartidos, se reveló que la pareja posee tres departamentos, siendo el más valioso de aproximadamente 800 mil dólares, donde actualmente reside Fátima. Sin embargo, este inmueble está registrado a nombre de la imitadora, lo que podría simplificar su división en caso de que así se decida.

El conflicto adquiere una dimensión aún más compleja con la desaparición de una cierta cantidad de dinero, cuyo paradero Fátima Florez desconoce por completo. La abogada de la actriz, Ana Rosenfeld, ha anunciado planes para solicitar una rendición de cuentas a la empresa que estaba contratada por Fátima y a todas las personas que gastaron en nombre de la sociedad anónima SRL en la que estaban involucrados.