En medio de la polémica que rodea al cirujano plástico Aníbal Lotocki, quien ha sido objeto de controversia tras la trágica muerte de la reconocida modelo Silvina Luna y el diseñador Mariano Caprarola, han surgido detalles estremecedores sobre los momentos previos a la intervención quirúrgica que llevó a Luna a su trágico destino.

Las revelaciones impactantes provienen de Ezequiel Luna, hermano de Silvina, quien compartió con el periodista Ángel de Brito un relato angustioso sobre la experiencia de su hermana. Según Ezequiel, él había expresado repetidamente su desaprobación hacia la cirugía que su hermana planeaba realizar con Lotocki. A pesar de sus advertencias y preocupaciones, Silvina decidió seguir adelante con el procedimiento, influenciada por la presión mediática y las críticas sobre su apariencia física.

El día de la operación, Ezequiel acompañó a su hermana en el viaje hacia el consultorio de Lotocki. Posteriormente, reveló que Silvina salió del procedimiento en un estado de dolor tan intenso que no podía sentarse. La incomodidad era tan insoportable que Silvina tuvo que viajar en el auto boca abajo para minimizar su sufrimiento físico.

Este testimonio desgarrador pone de manifiesto la angustia que Silvina Luna enfrentó después de la cirugía estética. Su hermano, profundamente afectado por la pérdida, atribuye la desgracia a la intervención de Lotocki y siente un peso abrumador de culpa por no poder evitar la tragedia.

Las revelaciones de Ezequiel arrojan luz sobre el lado oscuro de las intervenciones estéticas y plantean interrogantes sobre la ética y la responsabilidad de los profesionales médicos involucrados. Mientras la sociedad sigue cuestionando los límites de la cirugía plástica y su impacto en la vida de las personas, la historia de Silvina Luna sirve como un recordatorio trágico de las consecuencias potencialmente devastadoras que pueden surgir cuando las decisiones estéticas se toman sin un cuidadoso análisis y consideración.