En medio del impensado escándalo del "madrinagate" por el que Denise Dumas confesó estar dolida con Álvaro Navia y Vanina Escudero por haberle quitado el madrinazgo prometido de Joaquina, la hija de la pareja, el cómico pasó por Intrusos (América TV) para aclarar los tantos de una vez poniéndole el pecho al asunto.

"Estábamos viviendo en otro país, en medio de una pandemia", enmarcó Álvaro la situación y explicó: "Nos fuimos de acá porque cerraba la frontera. Tuvimos que desarmar la casa de un momento a otro porque yo tenía dos programas en Uruguay".

Y sobre la situación puntual del madrinazgo de su hija, recordó que Joaquina ya tenía 4 o 5 años y sintieron la necesidad de no postergar más el bautismo dado que no sabían cuánto se extendería la pandemia. Fue allí que se refirió a las declaraciones de Dumas, al asegurar: "El dolor de Denise obvio que lo entendemos. Cómo no lo vamos a entender si ella era parte de la familia. Pero también ella tiene que entender a la otra parte".

Y sorpresivamente confió sincero: "Imaginate que si estábamos en Argentina, la madrina era Denise", así como argumentó que "estando dos años en Uruguay, ya casi no teníamos contacto porque Denise tampoco iba a poder viajar", en caso de que hubieran querido que fuera ella la madrina de la nena.

"No es que la deselegimos", remarcó Álvaro y volvió a explicar que estaban viviendo en otro país y querían bautizar a su hija en Uruguay, por lo que preguntó irónico "¿por zoom querés que sea madrina?".

En tanto, desde Intrusos quisieron saber si es cierto que a Denise le avisaron de un día para el otro. Y una vez más Navia aseguró que "no fue así, porque la llamamos muchas veces", al tiempo que recordó: "Cuando nosotros le explicamos, le dolió pero lo entendió y después un día se cortó", y deslizó picante: "Yo a Denise la adoro, pero Denise no te atiende el teléfono".

Por último, y como para que quede claro el asunto, el marido de Vanina Escudero resumió sobre la situación con Denise Dumas: "No pasó nada. Fue que nosotros estábamos en Uruguay, ella acá. La llamamos, (le dijimos) tenemos que bautizarla. La decisión nuestra fue que no podíamos viajar a bautizarla acá, conseguimos un cura allá, y dijimos la tenemos que bautizar y los padrinos fueron los abuelos", y aclaró poniéndole humor a la situación: "No la íbamos a bautizar a los 15 años".