En una noche que quedará marcada por la violencia urbana, Mariano Barbieri, un ingeniero de 42 años, se convirtió en víctima de un ataque mortal en pleno corazón de Palermo, Buenos Aires. El fatídico episodio ocurrió en la icónica Plaza Sicilia, una zona transitada y popular, con el Planetario y el Jardín Japonés como testigos silenciosos.
El dramático recorrido que hizo Mariano Barbieri para salvar su vida luego de ser acuchillado
Barbieri fue apuñalado en el pecho por un delincuente que buscaba arrebatarle su teléfono celular. Tras el letal asalto, su desesperado intento por preservar su vida lo llevó a emprender un dramático recorrido en busca de auxilio. Sangrando y luchando por su vida, logró desplazarse hasta una heladería cercana, cuyas cámaras de seguridad capturaron el trágico momento en que ingresó al local con evidentes señales de agonía.
En ese comercio, Mariano Barbieri encontró momentáneo refugio mientras un cliente intentaba prestarle asistencia. Un empleado del lugar rápidamente llamó al servicio de emergencias 911 para alertar sobre la situación crítica. Sin embargo, pese a los esfuerzos desplegados, la vida de Barbieri se desvaneció antes de poder recibir la atención médica que necesitaba.
El dolor y la conmoción se extendieron más allá del lugar de los hechos. La esposa de Mariano compartió un emotivo mensaje en redes sociales, rindiendo tributo al amor compartido y a la responsabilidad de criar a su bebé en solitario. La pareja había vivido momentos de felicidad plena, celebrando la llegada de su hijo Luca en julio.
Mariano Barbieri era reconocido por su compromiso con la ingeniería civil y su enfoque en desarrollos estructurales sostenibles. Graduado en 2011 de la Universidad de Buenos Aires, había dejado su huella en el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) antes de fundar su propia empresa, "Ideas", destinada a la creación de proyectos arquitectónicos innovadores y amigables con el entorno.
El último pedido de Barbieri, "No me quiero morir", quedó como eco de la tragedia que le arrebató la vida en la heladería de Palermo. Una frase que refleja el miedo y la lucha de un hombre que anhelaba seguir viviendo, continuar formando recuerdos junto a su familia y dejar su legado en el campo que amaba.
Esta historia deja al descubierto una vez más la inseguridad que aqueja a los argentinos en su vida cotidiana. La vida de Mariano Barbieri se apagó prematuramente, dejando una comunidad en duelo y una sociedad que clama por un mayor compromiso en la lucha contra la violencia y el crimen en las calles de Buenos Aires.
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