Las drogas que circulan hoy en las calles son mucho más potentes, adictivas y peligrosas que hace apenas una década. Así lo demuestra un informe especial de Gabino Silva en GPS, que advierte sobre el avance de sustancias sintéticas que generan estragos en los barrios más empobrecidos.

El fenómeno no solo preocupa por el aumento del consumo, sino también por el modo en que la marginalidad se ha apropiado del espacio público, con jóvenes que ya no sólo consumen, sino que viven y mueren en las calles. La combinación de pobreza estructural, falta de políticas de salud y acceso libre a drogas ultra baratas configura un escenario alarmante.